¿Has oído hablar del método Hakomi? Puede ser la solución a tus problemas.

La vida actual se ha vuelto agotadora. La inmediatez de las comunicaciones, las interrupciones constantes, la sobreexposición a estímulos digitales y la autoexigencia productiva que nos hemos impuesto han reducido nuestra capacidad de atención y de conectar con nosotros mismos y con el momento presente. En definitiva, nos hemos acostumbrado a vivir en modo automático y comenzamos a pagar sus consecuencias.

Por eso muchas personas han decidido parar. Detenerse para escucharse, para contemplar el mundo con calma, para prestar atención a su cuerpo… Y en este sentido, el método Hakomi se ha convertido en herramienta y solución eficaz para reconectar con uno mismo, con nuestras emociones y con el momento presente. 

¿Habías oído hablar de este método? No se trata de una simple técnica terapéutica, sino de un enfoque integral de autoconocimiento que combina la atención plena, la psicología somática y la compasión. Si quieres saber más, en este post te lo contamos.

¿Qué es el método Hakomi?

El método Hakomi es una terapia de autodescubrimiento y transformación personal desarrollada en la década de 1970 por el psicoterapeuta Ron Kurtz. 

Se basa en principios como la atención plena (mindfulness), la no violencia, la unidad mente-cuerpo y la organismicidad que es la capacidad natural del organismo para autorregularse cuando se le brinda el entorno adecuado.

A diferencia de otras terapias verbales centradas en el análisis racional, el método Hakomi trabaja principalmente con la experiencia corporal y emocional presente. 

El terapeuta ayuda al cliente a tomar conciencia de las sensaciones físicas, los gestos, las emociones y los pensamientos que emergen de forma automática. A través de esta observación consciente, es posible acceder a creencias inconscientes que gobiernan la conducta y generan sufrimiento.

El proceso es respetuoso y no invasivo. Durante las sesiones, el profesional guía pequeños experimentos de conciencia —por ejemplo, prestar atención a una sensación corporal o a un pensamiento recurrente— para explorar su origen emocional. Así, el método Hakomi no busca “corregir” ni “arreglar” nada, sino facilitar que la persona se escuche en profundidad y descubra por sí misma lo que necesita para sanar.

¿Para quién está especialmente indicado?

El método Hakomi está indicado para ti si sientes que vives desconectado de tus emociones o atrapado en patrones que se repiten sin entender por qué, causándote un malestar vital. Es especialmente útil en personas que:

  • Sufren ansiedad, estrés o dificultad para relajarse.
  • Experimentan bloqueos emocionales o una sensación de vacío interior.
  • Tienen problemas de autoestima o dificultades en las relaciones personales.
  • Desean profundizar en su desarrollo personal y mejorar su autoconocimiento.

 

También puede ser un complemento eficaz para quienes ya han realizado otros procesos terapéuticos, pero buscan una vía más corporal y consciente. Su aplicación abarca desde la psicoterapia individual hasta la formación en habilidades de comunicación y liderazgo consciente, por lo que no está limitado al ámbito clínico.

El método Hakomi es, en definitiva, un camino para quienes quieren reconectar con su yo más auténtico, liberar emociones reprimidas y aprender a habitar su cuerpo con mayor presencia y serenidad.

Consejos para comenzar a practicarlo

Si sientes curiosidad por este método, lo primero es acudir a un profesional certificado en Hakomi. Aunque el enfoque pueda parecer sencillo, su profundidad exige una guía especializada que asegure un entorno seguro, empático y sin juicios.

Un segundo paso consiste en cultivar la atención plena en tu día a día. Puedes comenzar observando tu respiración, tus posturas o tus reacciones ante situaciones cotidianas. La práctica del mindfulness es la base sobre la que se sustenta Hakomi, ya que te permite tomar conciencia de lo que ocurre en el presente sin intentar cambiarlo de inmediato.

También es importante acudir con una actitud abierta y curiosa. El método no se centra en buscar soluciones rápidas, sino en permitir que aflore la sabiduría interna del cuerpo y la mente. Cuanto más dispuesto estés a observar sin juzgar, más profunda será la transformación.

Por último, recuerda que el proceso requiere constancia y autocompasión. Al igual que en cualquier trabajo interior, habrá momentos de claridad y otros de resistencia. Lo esencial es mantener la confianza en el propio proceso y en la capacidad de tu organismo para sanar cuando se le da la oportunidad.

En un mundo que te empuja a la dispersión y al ruido, el método Hakomi te invita a detenerte y escuchar lo que realmente ocurre en tu interior. No se trata de cambiar quién eres, sino de reconocer lo que ya existe dentro de ti con plena conciencia y aceptación. Esa es, quizás, la verdadera solución a muchos de los problemas que creías irresolubles.