Nutrición: bronquitis, asma y astenia primaveral

Bronquitis

La bronquitis es una inflamación de la mucosa de los bronquios que puede ocasionar otras patologías más graves y, incluso, pueden convertirse en crónicas. Generalmente, su origen puede ser un simple resfriado pero las contaminaciones ambientales de cualquier tipo propician la aparición de esta hinchazón.

¿Qué y por qué?

La bronquitis es un proceso inflamatorio secundario de las vías respiratorias – los bronquis-, que afecta especialmente a asmáticos, ancianos, bebés, fumadores o cualquier persona cuando sufre una gripe o un resfriado. Vivir o trabajar en lugares con un alto nivel de contaminación, agrava la patología.

Los síntomas más comunes son: tos persistente, dificultad respiratoria y abundancia de flemas. A veces se vuelve crónica y estas manifestaciones se presentan casi a diario. Además, si no se trata adecuadamente puede derivar en una neumonía. La incidencia de la bronquitis es diez veces mayor en hombres que en mujeres.

Qué comer y beber?

ALIMENTOS

  • Ricos en zinc y vitaminas A y C, para reforzar el sistema inmunológico: mejillones, pipas de calabaza y Girasol, carne magra, legumbres, levadura de cerveza, pan y cereales integrales, pescado azul, yema de huevo, zanahorias, espinacas, albaricoques, calabaza, boniato, melón, mango, naranja, limón …
  • Incluir cebolla cruda en el almuerzo y la cena ya que mejora la inflamación de las membranas y facilita la transpiración.

BEBIDAS Y INFUSIONES

  • Zumo de limón con miel, para combatir la infección y la tos.
  • Infusión de menta.

ACTIVIDADES COTIDIANAS

  • Hacer actividad física a diario: caminar, ir en bicicleta, subir y bajar escaleras, nadar …
  • Realizar ejercicios respiratorios al aire libre.
  • Poner algunas gotas de aceites esenciales de eucalipto y sándalo en un pañuelo y aspirar intensamente, ya que ayudan a descongestionar y actúan como relajantes.

Qué reducir o evitar?

  • Eliminar el humo del tabaco, el alcohol y la cafeína.
  • Reducir el consumo de grasas y azúcares.
  • Tomar propóleos en las comidas ya que mejora los efectos de la patología porque tiene propiedades desinfectantes, antiinflamatorias y analgésicas.

Vegetales Frescos

Asma

El asma es un patología respiratoria, que puede manifestarse en diferentes grados de gravedad, desde los ataques más leves a los más graves que necesitan tratamiento médico muy controlado. Una alimentación adecuada puede ayudar a mejorar los efectos negativos del asma.

Los casos de asma son 5 veces superiores en países altamente industrializados que en países en vías de desarrollo. Esto se debe sin duda, según la OMS, a la mayor exposición a la contaminación que causan los gases de los automóviles y las calefacciones, los ácaros y la actividad en ambientes cerrados con ventilación deficiente.

¿Qué y por qué?

El asma puede tener un origen interno o externo, aunque el último es mucho más frecuente. El asma puede desencadenarse en periodos de estrés, infecciones, ataques de ansiedad o exposición a agentes ambientales como el polen, ácaros, contaminación atmosférica y pelos de animales. Las alergias alimentarias también pueden desencadenar asma.

Qué comer y beber?

ALIMENTOS

Ricos en vitaminas del complejo B, que potencian el sistema nervioso, relajan y son útiles contra el estrés: verduras de hoja verde (preferiblemente crudas) y legumbres.
Alimentos con contenido elevado de vitamina C y B6: naranjas, limón, pomelo, fresas, kiwis, perejil, pimiento, tomate, nueces, coles de Bruselas …
Ricos en magnesio, para relajar las vías respiratorias, como los cereales integrales, pipas de girasol, acelgas, algas, tofu y salsa de soja.

COMPLEMENTOS NUTRICIONALES

Media hora antes de acostarse, tomar melatonina, que actúa positivamente sobre los ciclos del sueño mejorando el estado general del paciente. En el almuerzo, tomar perlas de omega 3 para limitar los síntomas de dolencia y espaciar las crisis. Realizar regularmente baños de agua caliente con aceite de pino.

Qué reducir o evitar?

Evitar alimentos que pueden desencadenar los ataques como la leche de vaca, el trigo u otros cereales, queso azul o con hongos, cacahuetes, cualquier tipo de pescado y los huevos.
No consumir bebidas que pueden llevar sulfitos como el vino, la cerveza o la sidra.

 


Astenia primaveral

Cada año durante la primavera, un número de personas cada vez mayor y con una duración que oscila entre días y semanas, experimenta síntomas comunes. Debilidad, falta de vitalidad y de fuerzas, dificultad de concentración, trastornos de la memoria, depresión leve, problemas para conciliar el sueño y alteraciones del apetito, son algunos. Aunque no sea grave, la fatiga reduce drásticamente la capacidad para realizar cualquier tarea.

¿Qué y por qué?

Los cambios bruscos de temperatura en el ambiente y la presión atmosférica, junto con los procesos alérgicos que frecuentemente se producen durante esta época del año, tienen que ver -sin duda- con esta afectación que se ha multiplicado a lo largo de las últimas décadas. Esta indisposición también puede ser provocada por una disfunción del sistema inmunológico causado por el estrés. La astenia primaveral parece obedecer a una incapacidad de reestructuración del organismo y una administración ineficaz de los recursos para el sistema activador reticular, una vía neuronal implicada en el control de la vigilia, la atención y la motivación. Cerca del 65% de la población manifiesta haber sufrido astenia física o mental. Esta debilidad afecta mucho más a personas jóvenes y activas.

Qué comer y beber?

ALIMENTOS

  • Ricos en provitamina A, para preparar al organismo ante el cambio estacional en un proceso gradual: pescado azul, zanahorias, brócoli, pimiento rojo y albaricoques.
  • Ricos en vitamina B6 que interviene en los procesos de recuperación del organismo: plátano, patata, carne de pavo, nueces, pimiento y coles de bruselas.
  • Ricos en Zinc, para potenciar el sistema inmunológico: ostras, carne magra, pipas de calabaza y girasol y pan integral.
  • Contenido elevado de hierro, para mejorar el transporte de oxígeno para el organismo: hígado, riñones, berberechos, mejillones, sardina, albaricoques, legumbres y tofu.
  • Ricos en triptófano ya que ayuda a sintetizar la serotonina cerebral y así, se mejora el estado general y el ánimo: kiwi, plátano, frutos secos, arroz, pasta, patata y chocolate negro.

BEBIDAS Y INFUSIONES

  • Beber mucha agua.
  • Zumos de fruta y licuados de verduras entre horas, para vitalizar y remineralizar el sistema.
  • Una infusión digestiva de boldo después de las comidas.