Inglés presencial y online

Aprender inglés es uno de los tres objetivos de todos los españoles cada fin de año o al regresar de las vacaciones de verano. Los otros dos son dejar de fumar y hacer deporte o adelgazar. Esto queda avalado por nuestros picos de inscripciones”, estima José Rafael López, director general de Wall Street Institute, que se declara pionero en España de la aplicación de técnicas multimedia para el aprendizaje del inglés. Según sus datos, hay en nuestro país 1,8 millones de estudiantes de este idioma, mientras que 1,2 millones tienen la intención de estudiarlo a corto plazo, además del intereses a nivel profesional de la necesidad de implantar sistemas de enseñanza de inglés para empresas.

Jorge Twose es un estudiante de Farmacia que “milita” en la liga de los aprendices de inglés. Como muchos de ellos, comparte la misma duda, la gran duda: ¿se aprende mejor con los métodos tradicionales –es decir, profesor y grupo de alumnos a horas semanales fijas– o es más fructífero el aprendizaje “individualizado”–o sea, en solitario–, mediante vídeo y ordenador, con horario a la carta, como propone un sector pujante de la enseñanza privada? Tras haber probado los dos sistemas, ha llegado a la misma conclusión que la directora de estudios del Instituto Norteamericano de Barcelona, Mary Black. Una conclusión “demoledora”: “Aprender inglés cuesta esfuerzo y no hay métodos mágicos. No es verdad que pueda aprenderse en diez meses o mientras dormimos. Los españoles tardan a veces en darse cuenta: aprender inglés, como cualquier otra lengua, cuesta tiempo y esfuerzo”, señala Black.

Esta constatación justifica el elevado número de “reincidentes” en todos los centros consultados: al menos uno de cada cinco alumnos ha abandonado y reanudado el aprendizaje. Es el para y arranca típico de muchas personas, condicionadas a menudo por obligaciones profesionales o estudiantiles. “Hay muchos alumnos que llevan diez años estudiando inglés de forma intermitente y no superan –a veces ni alcanzan– un grado medio”, señala James Kinley, un profesor irlandés afincando en Barcelona especializado en impartir clases de inglés para empresas. Esto crea un temor habitual: nunca llegaré a dominar el inglés.

Esta psicosis ayuda a comprender que muchos padres inscriban a niños de incluso tres años en las actividades sabatinas del Instituto Norteamericano, a fin de que se familiaricen con la pronunciación. “Los niños son esponjas y esto les ayudará bastante en el futuro, pero tampoco es una garantía si más adelante no lo estudian. Nos guste o no, la gramática, por ejemplo, es importante”, observa Mary Black, firme convencida de que el “boom” de los multimedia ya ha pasado, si bien reconoce que la “enseñanza tradicional” debe incorporarlos de forma más decidida, junto a sistemas de flexibilidad horaria. El director de Wall Street Institute también defiende lo suyo: los centros multimedia tienen una capacidad superior para evaluar el ritmo de aprendizaje, no hay dependencia del grupo y permiten al alumno tímido lanzarse a hablar antes. Ningún centro de enseñanza de inglés requiere permiso especial de la Conselleria. A todo esto, Jorge Twose sonríe ante las dos opciones pedagógicas: aprender inglés requiere tiempo y codos y desde luego, la manera mas rápida de aprender es mediante algún curso intensivo de inglés.